Prostitución en Latinoamerica.

 

Prostitución y Trata de Personas en América Latina y el Caribe 2010 |  CATWLAC

Como cualquier otra actividad económica lícita o ilícita, el motor de toda transacción comercial exitosa es la demanda por el producto que se intenta vender. En el caso de la trata de personas, lamentablemente el producto o mercancía es el cuerpo humano y sin lugar a duda, la demanda por mercancía humana es el motor detrás de su ascenso como negocio global (Banyard, 2016 Pag. 7).

En consecuencia, la demanda masculina de mujeres y niñas es la raíz de la prostitución y promueve la trata de personas para explotación sexual (O’Conner y Grainee, 2006). La organización [Stop Violence Against Women (SVAW, 2013)], enfatiza que la desigualdad de género, la globalización, pobreza, racismo, migraciones y el colapso de la estabilidad económica de la mujer, son factores que contribuyen a crear las condiciones en las que una mujer es impulsada hacia la industria del sexo.

El Protocolo de Palermo, además de proveer una definición universal de trata de personas, compromete a los estados parte a tomar medidas para prevenir, reprimir y sancionar la trata. Desde que se firmó en el año 2000, lejos de disminuir, el número de víctimas ha aumentado y el lucro se ha multiplicado a los 150 mil millones de dólares anuales, 99 mil millones de ellos relacionados al negocio de la explotación sexual (Massimino, 2016).

Aunque ha habido avances, especialmente en la concientización, sensibilización e identificación del delito, en la creación de leyes para sancionarlo de manera más efectiva, y en la apertura de los gobiernos para avanzar en esta lucha (GSI, 2016), el impacto de los esfuerzos para prevenir y para reprimir el delito no ha tenido los resultados buscados.

Un reciente análisis de la región por el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia, de ahora en adelante UNICEF(2016) arroja la siguiente información:

“La trata de personas es un problema compartido: Se encuentra en todas las entidades la presencia de todas las formas y modalidades de explotación sexual y trata con fines de Explotación Sexual Comercial”.

La prostitución no es el libre ejercicio de la sexualidad, es una industria. Cuando se habal de libre ejercicio de la sexualidad en el sistema de prostitución solamente aplica al que consume o compra. Para las mujeres es una forma de supervivencia, una salida hacia delante que por lo general beneficia al proxeneta y a todos los demás involucrados en la red de explotación más que a ellas (Meng, 2016). Poner el cuerpo a disposición del otro, no por placer, sino por necesidad, por falta de oportunidades, por engaño, el aprovecho de una situación de vulnerabilidad o la fuerza, no es sexo.

Sin embargo, para la industria del sexo es conveniente mantener el mito de la libertad de elección de la mujer prostituida, que tiene control de su cuerpo y de su voluntad y que a través de ella alcanza la libertad para “imponer” su propia sexualidad (Barnyard, 2016).


Fuente: https://razonyrevolucion.org/prostitucion-trafico-y-trata-en-latinoamerica/

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